23 de septiembre de 2014

Magialdia 2014 - Conclusiones

 
Un año más en Magialdia.
Este año no pude ir al Congreso Nacional de Magia y seguramente no podré ir al Hocus Pocus, al menos he asistido al que muchos es el mejor festival y con mas solera del panorama ibérico.

Un festival que aguanta 26 años, dice mucho de si mismo. Hay que dar las gracias a todas las personas que durante estos 26 años han hecho posible que este festival funcione.

La organización ha resultado excelente, aunque en este año ha habido algún problema con la pantalla en el Palacio de Congresos y su manejo.

La feria siempre resulta interesante. No puedo comparar este año con ningún otro evento. Siempre se compra algo, aunque este año me he intentado mantener bastante alejado de los stand pecaminosos. Lo mas de agradecer son aquellos vendedores que siendo conscientes de la dificultades económicas y de la oportunidad de poder conocer y ver cara a cara a muchos de sus ahora compradores por internet, aprovechan estos eventos para realizar descuentos o precios especiales.

De todas las conferencias y presentaciones de libros que hemos podido disfrutar, las que más me han interesado han sido las de Antonio Romero, Joaquín Matas y Roberto Giobbi. No diré las que menos me gustaron, Juan Pablo Ibáñez y Max Maven, que siempre se enfada alguno.
Cada uno de nosotros, en función de nuestros gustos, buscamos cosas diferentes en las conferencias-charlas, unos buscan juegos fáciles, rápidos de aprender y efectivos, otros buscan lo novedoso, siempre lo “novedoso”, otros... En mi caso, me gusta escuchar a los magos, como explican la estructura del juego, los procesos creativos que le han llevado a buscar o realizar algo diferente... El hecho de no encontrar lo que busco en la charla del mago, no quiere decir que sea una conferencia mala, solamente que no me aportará lo que en un principio busco. Cierto es que las dos conferencias que no me gustaron creo que estuvieron por debajo del resto, lamentando sobre todo por las altas expectativas que tenía con Max Maven.


Las dos galas de magia, tanto la de magia de cerca con la de escena, no brillaron lo suficiente.
En mi humilde opinión la gala de cerca no lo fue, por falta de calidad en los magos ni en sus números, sino por el exceso de estos, que hicieron que la gala se alargara demasiado. Hay que sumar la cierta incomodidad de los asientos (con el paso del tiempo) y el calor de la sala. Todo ello hizo que finalmente  deseara más, ver acabar el espectáculo que otra cosa. Quizás exagere un poco y esta sensación no sea generalizada. Yo amante de la magia, capaz como muchos de nosotros de tragarnos largas horas de conferencias soporíferas, me pongo en la piel del espectador común, no habituado a presenciar espectáculos de magia de cerca, en salas demasiado grandes para eventos de este tipo y entiendo que finalmente acaben cansados y que esa sensación gane a la de la emoción mágica.
En la primera crónica del viernes indique que las presentaciones me resultaron largas al igual que originales, pero no creo que fuera solo un problema de presentación, sino de número de artistas, 6 más la pareja de presentadores. Un fallo en el control del tiempo por parte de dirección que seguro que en el segundo pase se subsanó.
La gala de cerca en definitiva fue buena, buenos magos, buenos números (simpáticas presentaciones, me encantó cuando Carlos Vinuesa preguntó si estaba Giobbi para que le regalara el libro de cambio de barajas a Ramon Riobóo) y un buen público, con ganas de ver magia.
Lo único que no cuadraba demasiado era Max Maven dentro del concepto de gala de magia de cerca, cerrando la gala.
Como siempre hay que felicitar a Luigi por sus doblajes-traducciones.

La gala de escena, me divirtió, aunque en pocas ocasiones me cautivó como lo hace la magia de cerca o de salón. Como en muchas ocasiones la mayor ovación se la llevo la "magia"-malabares de Fred Cie Poc y quien más me gustó fue el número de Chris Torrente que no he podido conseguir por internet.
Las grandes ilusiones de Alberto Giorgi me dejaron indiferente, aunque el cacharrazo que hacen aparecen al final, un especie de zepelín flotando en el escenario fue digno de ser sentido.

Sólo pude asistir a una actuación calaveresca del Gran Morrison. Capaz de ocupar más de 30 minutos con solo dos efectos. Una actuación canalla y que me sorprendió, para bien, con un buen trato a sus espectadores.


Magialdia, es un gran festival y aunque su gala de escena podría haber sido mejor, hay que reconocer que no pasamos unos tiempos fáciles, económicamente hablando. El listón se lo han dejado muy alto en años previos y cada vez queremos mas. Hay que tener en cuenta que no sólo es el fin de semana dedicado a los magos, sino es la semana entera dedicada a toda la ciudad de Vitoria. 
Mi gran felicitación por todo el esfuerzo y como siempre el año que viene esperamos lo mejor de vosotros y de los artistas invitados.

Siempre hay que añadir muchas mas cosas, los amigos que solo puedo ver en ocasiones similares. Los antiguos amigos de Madrid, los amigos de Guadalajara y todos los demás que nos conocemos de vista y que intentamos buscar el nombre en la acreditación.
Una ciudad amable, fresca, verde, con buena comida y buena magia.

Por último agradecer a todos los que hayan llegado a estas líneas. Escribo primero porque me gusta dejar “para mi” un comentario de lo vivido, para poder recordarlo en tiempos futuros; porque creo que a algunos amigos les gusta leerlo y ya está. No busco polémicas ni malos rollos, me supone mucho tiempo y esfuerzo realizar estas crónicas (mal escritas) como para ganarme animadversiones gratuitas.
Magialdia se merece que sea recordado y mencionado.
Si alguien se ve dolido o herido por mis comentarios, que no lo creo, le pido disculpas por anticipado. Mi opinión solo es, eso, mi opinión. El artista tiene que acostumbrarse a escuchar opiniones, de él dependerá el resto. Nuestro mundo artístico está poco acostumbrado a las críticas. O al menos opiniones “de frente, con respeto y honestidad”, porque críticas hirientes seguro que no escuchan, ya que las hacen y hacemos a la espalda de éstos.
Aun nos queda mucho para poder equipararnos a la pintura, literatura, cine, teatro... que están más habituados a recibir opiniones continuamente. La crítica constructiva, no siempre gusta, pero hay que recordar que no es una crítica a la persona sino a sus actos.
Igualmente y con esto cierro el tema, seguramente podría expresar mejor mis opiniones. Vuelvo a insistir en que son, solo mías y que las intento realizar con todo el respeto posible.

Un cordial abrazo a tod@s y hasta la próxima.

Luis Egea




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